El pesebre de San Francisco
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El pesebre de San Francisco
El pesebre de San Francisco
Son momentos de alegría
en torno a la nochebuena,
de cantar con los amigos,
de disfrutar de la fiesta.
Abriremos los regalos
dejando a un lado las penas;
y, sin dejar la nostalgia,
pondremos sobre la mesa
nuestras mejores vajillas
para degustar la cena.
Cuando miréis el pesebre,
mientras la familia llega,
recordad a San Francisco,
que tuvo la buena idea
de ofrecerle a los cristianos
esta tiernísima escena
del nacimiento de un niño
sin mas lecho que la hierba
y alumbrado por su madre
a la luz de las estrellas.
Comprended que en corcho y barro,
las más humildes materías,
se construye el nacimiento
del Salvador de la tierra
porque el Mesías divino,
que a la humanidad libera
de la marca del pecado
primero de Adán y Eva,
se ha encarnado en las entrañas
de una sencilla doncella.
En este escenario eterno,
los aldeanos se aprestan:
la hilandera, los del pan,
el hombre de la carreta,
la que las castañas asa,
un leñador con la leña,
el labrador tras los bueyes,
un alfarero en su puerta,
la que conduce un cordero,
y el anciano de la ofrenda.
Todo está ya colocado,
los Reyes Magos se acercan;
el belén está completo,
de papel, musgo y arena;
y los niños de la casa
al Niño Jesús le rezan
como rezaron sus padres
llenos de santa inocencia;
fuera, nuestra cristiandad
las Navidades celebra.
Artesana, 2-12-18
Ana Vizcarrondo Sabater
Son momentos de alegría
en torno a la nochebuena,
de cantar con los amigos,
de disfrutar de la fiesta.
Abriremos los regalos
dejando a un lado las penas;
y, sin dejar la nostalgia,
pondremos sobre la mesa
nuestras mejores vajillas
para degustar la cena.
Cuando miréis el pesebre,
mientras la familia llega,
recordad a San Francisco,
que tuvo la buena idea
de ofrecerle a los cristianos
esta tiernísima escena
del nacimiento de un niño
sin mas lecho que la hierba
y alumbrado por su madre
a la luz de las estrellas.
Comprended que en corcho y barro,
las más humildes materías,
se construye el nacimiento
del Salvador de la tierra
porque el Mesías divino,
que a la humanidad libera
de la marca del pecado
primero de Adán y Eva,
se ha encarnado en las entrañas
de una sencilla doncella.
En este escenario eterno,
los aldeanos se aprestan:
la hilandera, los del pan,
el hombre de la carreta,
la que las castañas asa,
un leñador con la leña,
el labrador tras los bueyes,
un alfarero en su puerta,
la que conduce un cordero,
y el anciano de la ofrenda.
Todo está ya colocado,
los Reyes Magos se acercan;
el belén está completo,
de papel, musgo y arena;
y los niños de la casa
al Niño Jesús le rezan
como rezaron sus padres
llenos de santa inocencia;
fuera, nuestra cristiandad
las Navidades celebra.
Artesana, 2-12-18
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